Las salas de proyección de los cines nunca fueron lugares silenciosos, por el ruido del proyector o por las expresiones del público, que formaban parte obligada del espectáculo. También se oía la voz del explicador de películas, que leía los títulos, para que los espectadores analfabetos pudiesen seguir el argumento de la película. Así pues, desde el principio se incorpora la música, en un intento de igualar todos estos ruidos.
La música también se incorpora al antiguo cine con dos finalidades, llenar el vacío que produce la ausencia de palabras y crear un ambiente que fascinase al público.
La razón de que el cine ilustrado musicalmente sea más antiguo que el hablado es sencilla: adaptar un acompañamiento musical en vivo es algo mucho más fácil que grabar y sincronizar la palabra hablada con las imágenes.
Lo más habitual era que las salas de cine mudo contasen para la exhibición de sus películas con unos efectivos musicales. Las salas más modestas contaban con un fonógrafo o un pianista. En otros casos, tenían una orquesta sinfónica o un coro, que se situaba detrás de la pantalla.
Un saludo de las TRES MELLIZAS!!!
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